Capitulo II: El Alzamiento del Nuevo Sol

En el corredor principal del Palacio, habían decenas de nobles ataviados con sus mejores vestimentas, había tras dos lunas llegado el día en que Ricardo haría su último viaje, esta vez de ascensión a los cielos para unirse con Solar y todos sus antepasados en los azules cielos del mundo. Claro, para ello debía procederse con toda la pompa que una "celebración" así requería y las gentes de toda la ciudad se habían preparado para la despedida, unos como Adoril Carter estaban preocupados de asuntos mucho más importantes como la lectura del testimonio del Rey y que todo procediese como era debido.

— ¡Rigwyn! que se repase una vez más las calles, no quiero una sola piedra en el camino hacia el templo de Solar y que los guardias de la ciudad cierren las calles de una vez para no tener que volver a repetir la limpieza.

Partió luego de dar las últimas ordenes con destino a la habitación del Príncipe heredero, pues debía repasar el mismo las instrucciones para que una vez reconocido como heredero, si es que eso era lo que iba a pasar, le pusiese la mano sobre el hombro y le confirmara en el cargo de Protector del Reino. Para luego proceder a ponerse su armadura de placas completa y su yelmo de grifo con plumas rojas tal como debía hacer todo Protector antes de ser nombrado.

Llegado hasta el pasillo, se encontró con que un par de aguamarinas, con sus yelmos puestos bloqueaban la puerta, tal como la última vez.

— Lord Protector, el príncipe heredero ha sido llevado con urgencia acompañado por su madre la Reina y los sabios de la corte hacia los subterráneos del palacio.

No tuvo Adoril tiempo de contestarles nada, pues la prisa era mucha por lo que dio media vuelta y se dirigió hacia los sótanos sin reparar en ir a buscar a sus escoltas pues estos estaban a poniéndose sus armaduras para acompañarlo y más retrasos terminarían por quitarle tiempo valioso., cogió una antorcha pues al parecer aún nadie prendía nada en los sótanos aquel día Llegando hasta el escondido y pulcro pasillo tras una de las celdas, se extrañó al ver en el suelo un muy pequeño charco con suciedad y continuó por el pasillo hasta la habitación en que anteriormente encontrara a Augusto. Iluminándose solo con su antorcha en la mano derecha entró en la habitación para descubrir para su preocupación que no había nadie en ella y que estaba completamente oscura, dejó su yelmo sobre la mesa para poder encender una antorcha de la habitación y observar. Vio un jarro a un lado de la puerta y al acercarse a observar notó que se trataba de leche lo que contenía y que al removerlo había descubierto un agujero. Entonces se dio cuenta que la antorcha de la pared se había apagado y al ponerse de pie para salir sintió un duro golpe en la cabeza que le dejó tumbado y se dio cuenta que le intentaban arrebatar su espada, cosa que quien le atacaba no consiguió y tras con su espada dar estocadas en la oscuridad escuchó para su terror que la más exterior de las dos puertas que daban acceso a la habitación se cerraba junto con el sonido de las cadenas al ser colocadas.

Furiosos gritos y maldiciones profirió, amenazas e insultos mientras golpeaba la puerta de madera reforzada con hierro.


En corredor estaba ya todo dispuesto para proceder al funeral, estaba afuera la gran carroza con el cuerpo de Ricardo y los nobles de más alta cuna comenzaban a formarse tras ella. Apareció entonces el alto hombre con armadura y sobre su cabeza, el yelmo de grifo y plumas rojas quien montó entonces sobre un enorme caballo blanco junto a la carroza funeraria de su Rey. A la vez que se le acercó el Capitán Garithos.

— Ya llegado usted, procederemos con la procesión.

Entonces sin decir palabra, el hombre de Grifos movió la cabeza indicando al Capitán que debía dirigirse hacia su lugar en la punta para abrir paso a su fallecido Rey.

Entre todos los nobles presentes, destacaba otro que portaba también armadura, era Guido Avenier, nieto del Lord del Nido de Águilas, no a caballo pues ese derecho era solo del Protector, conversaba con su abuelo Arnot y su hermano Guido. El que llevara armadura, quería decir que era candidato a ser Protector y que muchas fichas podían moverse. Entonces se puso su yelmo y se formó con la columna junto a su familia.

Mientras Celtigar, pudo ver desde su posición junto a Lord Statham que la pequeña Blanca lloraba desconsolada a la vez que al parecer sus hermanas junto a ella intentaban consolarla tras reñirla.

-- Celtigar no estaba invitado a la ceremonia por ser un bastardo, es decir de padre desconocido por lo que teniendo la mañana libre, caminaba por los jardines interiores del palacio. habia logrado colarse por una puerta desprotegida, segurmente por que los guardias estarian mas preocupados de la ceremonia que de cuidar una puerta que conduce hasta una extension de tierra con flores y arbustos.

Celtigar caminó entre los arcos de piedra zigzaguendo entre uno y otro, cuando escucho el sollozo tenue de una niña. Se acercó cautelosamente hasta ver que se trataba de la pequeña Blanca. --

- Que te ocurre pequeña? Por que lloras?

-- Blanca se volvio sobresaltada al no oirlo con anticipacion. --

- es que en unos minutos más, me tengo que presentar en el Templo Solar y he perdido los prendedores que sostienen mi chaquetilla, son especiales por que eran para esta ocasion y los he perdido!

-- La niña sollozaba. --

- Yo me los puse para probar como se veían y entre juego y juego se me cayeron y los perdi!.

-- Celtigar metio la mano en su bolsillo y saco el prendedor que unos dias antes habia visto como se le caían a Blanca afuera del despacho del Protector. La pequeña Princesa lo vió y salto de la banca de un salto y una sonrisa se dibujo en su rostro. --

- Yo solo tengo uno, se te cayó el día en que nos conocimos...

- Si si si si si, ese día los tenía puestos... Ya sé! Se me tienen que haber caido en la cueva del duendecillo! Ahi tambien estuve jugando... Podrías ir a buscarlo por mi? Me dijeron que no podía salir de aqui, hasta que me vinieran a buscar... y no quiero que me cstiguen dos veces...

-- Celtigar sonrio ante la inocenci de la niña y asintio. --

- Dime, donde esta la cueva del duendecillo?

- Es por la bajada oscura que lleva adonde se llevan a mi hermano, hay una puerta grande grande que siempre esta cerrada... pero es muy oscuro, no te da miedo la oscuridad?

- No me da miedo, yo ire a buscarlo...

- Tienes que bajar por las escaleras que estan al lado de la fuente de agua del pasillo...

-- Celtigar le guiño un ojo a la niña, se giro y partio hacia la puerta saliendo al pasillo, al fondo pudo ver la fuente de agua y al acercarse noto la escalera que bajaba en la semi oscuridad, se sorprendio ya que habia pasado por el lado de la fuente un par de veces y nunca se habia percatado de que ahi habia una escalera entre las penumbras. Bajo un par de escalones y noto entre las sombras una antorcha, la encendio con el pedernal que siempre portaba y continua su descenso.

Las sombras que se proyectaban daban un aire aun mas tetrico a los muros de piedra, mas humedos en la medida que baja mas y mas.

Finalmente llego hasta el subsuelo, no sabía cuanto habia bajado, miro hacia arriba y no se veía ningun indicio de luz proyectada desde la entrada a la escalera. Avanzó hasta que un ruido lo sobresalto haciendole dar un brinco hacia atras, gudizó el oido y pudo notar golpes y alaridos. --

- Donde mierda me he metido, quizas estas sean salas de tortura... - pensó...

-- Continuo avanzando por el sinuoso pasillo hasta llegar a la gran puerta que decia Blanca y los ruidos se hicieron mas claro, provenian desde detras de la maciza puerta. --

- Abran la puta puerta! Soy el Protector! Abran la puerta o juro que los mandare decapitar!

-- Celtigar se acercó y pudo notar que la puerta estaba cerrada con un candado. La luz de su antorcha reveló que había una mesa a un costado, se acercó y vio el prendedor gemelo de la Princesa, lo guardo en so bolsillo y su pie paso a llevar las patas de la mesa que chiriaron al rozar contra el piso de piedra, acerco su antorcha y pudo notar que eran de hierro.

Volteo la mesa y dandole patadas arrancó la cubierta de madera quedando solo el ncatrado de hierro, lo tomo y metiendo una de las patas por la cadena, comenzó a hacer palanca. Luego de unos intentos el candado crujio y solto el seguro, cayendo Celtigar de espaldas contra la roca, la puerta se abrio de golpe y con la poca luz que daba la antorcha tirada en el piso, pudo ver a un hombre salir furibundo con su espada desenvainada aplastandolo y amenazandolo con la punta en el cuello. --

- Yo no hice nada señor, lo juro!

-- Adoril logra ver el rostro del muchacho y su rostro se tranforma. --

- Solo estaba buscando un prendedor de la Princesa Blanca...

- Mierda! Levantate rapido!

-- Celtigar es levantado casi por la fuerza por Adoril quien lo levanta de la solapa. --

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-- Roy se encontraba en la ceremonia y pudo ver como Adoril montaba su caballo, vestido impecablemente con su armadura, sin embargo algo le llamo la atencion. A pesar de su impecable vestir le faltaba algo, nada mas y nada menos que su espada. --

- Iracs, fijate que el Protector no lleva su espada... Como hará el juramento?

-- Iracs no se habia percatado del detalle y tambien le parecio extraño. --

- Quizas la olvido...

- Mmmm... Puede ser...

-- Pero en el fondo, Roy sabia que no era posible que se le haya olvidado... --

Solo en muy pocas ocasiones se podía ver a la corte completa avanzando por las calles de la ciudad, todos los nobles y hasta la realeza avanzando en procesión por las calzadas y la guardia real escoltando a los lados, fieros como eran para intimidar a cualquier agresor, mientras la guardia de la ciudad se ubicaba estática cerrando las calles. Primero en la columna iría el Capitán de la guardia empuñando su espada y abriendo paso al cortejo, detrás de éste, la carroza con el cuerpo del Rey sería tirada por no menos que ocho corceles, la carroza era extremadamente resistente pues el cuerpo del Rey sería acompañado por gran parte de sus pertenencias, todos los demás debían marchar detrás de la carroza fúnebre, hasta el príncipe quién apoyado por mozos de palacio avanzaba lastimeramente por las calles, la luz de la mañana revelaría el rostro particularmente pálido y con manchas que tenía el príncipe, razón por la cual avanzaba cubierto con una máscara de metal, reflejo de lo que querían que representara y no era.

El Capitán Garithos y los hombres de aguamarina avanzaban por las calles con facilidad mientras el público temeroso y respetuoso observaba pasar a su fenecido Rey en la última vez que lo podrían ver en dirección hacia el Gran Templo de Solar en Namarus desde donde sus cenizas se elevarían a los cielos y se uniría al gran padre Solar como uno más de todos los gobernantes que tuvieron la dignidad de llegar a alcanzar la consagración tras su muerte. La reina, cubierta al igual que las tres princesas con un velo negro ocultaba la belleza que el tiempo no había conseguido arrebatarle pues aunque no una ninfa, si era considerada bella por muchos y eso se reflejaba en las tres doncellas que a su izquierda caminaban altivas como dictaba su herencia. Su hijo, en cambio era simplemente lastimero y era imposible para la Reina no sentir culpa en parte por el trágico destino de su hijo pero no permitiría que le arrebataran su lugar, nadie, ya fueran sus familiares Avenier, Carter o de cualquier casa o reino extranjero. La reina sabía desde el día en que nació Augusto que el Rey no volvería a ella, pero su dignidad como reina madre dependería de la protección que le dejara su esposo una vez muerto para contener las conjuras y poder proteger a su familia. La reina confiaba en los adivinos y las constelaciones, ellos le dijeron que su hijo sería el sol y así se cumpliría.

Llegados hasta el Gran Templo, los sacerdotes dispuestos por decenas, se acercaron hasta la carroza y en esfuerzo conjunto levantaron el féretro sobre el que descansaba el Rey, lo subieron por las escalinatas y los cientos de deudos de noble cuna esperaron hasta que ya no se viera el féretro para subir hasta la gran terraza del templo desde donde vieron el cuerpo del Rey partir a los cielos con las llamas de la pira que se alzaba en la cima del templo. Una vez que el humo negro comenzó a salir, el Sumo Sacerdote del Templo bajó las escalinatas acompañado por un cofre dorado que portado por cuatro de sacerdotes a su lado contenía la sagrada Voluntad del Rey Ricardo. Lentamente sacó el pergamino desde dentro del cofre y alzándolo hacia los cielos se inclinaron tanto sacerdotes como nobles y súbditos que por miles rodearon el templo.

La expectación era tremenda ante la lectura del más importante de los documentos que guardado con el mayor celo en el gran templo contenía el destino del reino simples grabados de tinta. El Sumo Sacerdote del Templo tomó aire y todos los presentes se pusieron de pie. Los sacerdotes ya se habían dispuesto en formación ordenada, sentados con plumas en las manos, para reproducir palabra por palabra la voluntad del Rey y así comunicarla a todos los rincones del Reino.

Llegado el día en que por voluntad de Solar, padre mío y con el cual me reúno, nombro por derecho de nacimiento a mi hijo Augusto Ricardo como hijo de Solar mismo con la dignidad que ello conlleva y pido al consejo y al Gran Concejo que respeten esta decisión legítimamente mía como es.

Llevó de un brazo un sacerdote al príncipe heredero quien con su cara cubierta por una máscara de metal estaba erguido lo más posible frente a todos los hombres a la vez que alzaba sus manos, guiado por el sacerdote y todos los presentes inclinaron su rostro hasta que finalmente bajó sus manos luego de lo cual todo el pueblo estalló en ovaciones para detenerse pronto. Avanzó entonces desde entre la multitud con su armadura y su yelmo de grifo aún puesto el Lord Protector y se arrodilló frente a él.

Por tanto también declaro como hijo mío a Roldán de Krass a quien lo hube con Katherinna Ethir, estando casado con mi bien amada Anna de Avenier y por tanto ruego a ella y a mi sucesor que le provean de amparo y hacienda y así también hago alcance al hijo que tuve con la condesa Jean Avenier, a quien legitimo como hijo propio y agradezco a Lord Statham por todos los servicios prestados y la amistad sincera.

Muchos estuvieron sorprendidos por el anuncio de la existencia de estos bastardos, los cuales nacidos de nobles y no de plebeyas estuvieron en desconocimiento de la corte hasta ahora, eso junto con miradas de intriga hacia Lord Statham por su mención especial al final del párrafo. Luego de lo cual de entre la multitud se puso de pie Guido Avenier y avanzó para ponerse arrodillado junto a Adoril. Extendió Augusto su mano hacia el hombro de Guido hasta que el sacerdote que le ayudaba le sujetó la manga y le indicó que aún no era el momento de nombrarlos.

Finalmente pongo a mi primo Lord Adoril Carter de Nido de Grifos a cargo de los gobiernos del Reino además de como Protector del mismo... —titubeó un momento el viejo sacerdote vestido de blanco y prosiguió... como Protector del mismo y de los señoríos y facultades que me fueren investidas hasta la coronación de un nuevo Rey.

Los caballeros arrodillados se quitaron entonces los yelmos y para consternación de todos los presentes, desde debajo del yelmo del Grifo, apareció una cabellera negra la cual poco más allá de la nuca era demasiado larga para tratarse de Adoril Carter, el rostro de un hombre joven con un delicado bigote, patillas y barba en el mentón apareció frente al Príncipe, apuesto, tal como se suponía debió haber sido Augusto de haber estado sano salvo pocas diferencias. Desenvainó una espada ordinaria, digna de un hombre de armas o guardia cualquiera a la vez que Guido lo hacía con su muy ornamentada hoja.

— Roldán de Krass, hijo de vuestro padre Ricardo, para serviros.

— Guido de Avenier, hijo del Águila para serviros

Titubeó Augusto respecto a sobre cual de los dos posar su mano, su madre le había instruido respecto a que debía hacerlo sobre su primo Guido para el miedo y los recuerdos del comportamiento de su primo le hicieron a Augusto imposible el intentar tocarlo siquiera y por ello, el rostro gentil y familiar del otro joven guiaron su mano poco a poco hasta su hombro.

Y hubiera alcanzado a tocarlo de no ser porque todo el mundo se dio vuelta y los gritos y revuelo se levantaron por doquier. Apareció entonces a paso firme abriéndose paso sin cuidado, con su armadura y a rostro descubierto el Lord Protector Adoril acompañado por otro joven que lo escoltaba, sin mediar cortesías se puso en medio de ambos candidatos, a pesar de la sorpresa y de no tener idea quien era el que le suplantaba cuyo rostro le era familiar. Desenvainó su espada y la puso frente a si.

— Adoril Carter hijo de Addar Carter para serviros.

Puso entonces Augusto, aún confundido la mano sobre el hombro de Adoril, quien a pesar de todo había sido de las pocas personas que había tenido un gesto amable consigo alguna vez y el hecho de que empujara a Guido a un lado sin ningún miramiento, le hizo recordar cuando en su infancia lo protegió del maltrato de sus primos.

Se puso Adoril de pie junto a su Protegido y observó como la cara de Arnot Avenier pasaba por todos lo colores posibles y de como la cara de sorpresa aún no se borraba de los presentes aún absortos en su confusión.

¡Larga Vida a Augusto Ricardo, hijo de Solar!

En ese momento todos los presentes y hasta las calles se pusieron de pie y corearon a Adoril al grito de una frase tan poco ortodoxo como era "hijo de solar" como había sido designado por el testamento de su padre en lugar del de Rey.

Lord Arnot dijo entonces a su nieto Giles.

— Manda a llamar al Gran Concejo del Reino, mándalo a llamar ahora.

-- Cinco días llevaban ya las deliberaciones en el Concejo que definiria el futuro del trono namaro, eran claros los bandos que pugnaban por tomar la palabra, cada cual con sus propios argumentos y en mas de una oportunidad con la amenaza de desenvainar los filos. --

- Esto no puede seguir... Llevamos 5 dias discutiendo como solucionar este tema... Debemos respetar los deseos del difunto Rey... El no nombro a Augusto como Rey, sino como Hijo del Sol y segun yo se eso no quiere decir nada... Aca no nos gobierna el Hijo de Solar, aca en namaria desde tiempos inmemoriales, nos gobierna El Rey! Y NO TENEMOS UN REY!

-- La acalorada intervencion de Roy fue aplaudida por algunos de los asistentes al Concejo. --

- Augusto no es el Rey... No fue nombrado por su sucesor, pero si bien no lo nombro si reconocio a otros dos, desde ese momento legitimos hijos y en caso de no poder asumir Augusto los otros dos hijos reconocidos son postulantes al trono...

-- Los Arnot que escuchaba pausadamente inquirio. --

- Tienes razon Statham, pero de momento solo conocemos a uno de los bastardos de Ricardo, el tal Roldan de Krass...

-- Arnot hizo una mueca de asco al nombrarlo. --

- Pero aun no conocemos al segundo, que segun el Rey Ricardo usted proteje desde hace años, este Concejo exije que de a conocer su nombre y qu se presente aqui ahora mismo!

-- Roy se puso de pie y golpeo la mesa provocando un silencio en la sala. --

- De momento me reservare dar a conocer esa informacion, por que considero que hasta que no se decida que sucedera con el reino, tanto Roldan de Krass como a quien yo proyejo, estan en peligro de muerte por ser un real peligro para los intereses Avenier de controlar el Trono que perdieron hace mas de un siglo.

-- Roy apunto con su dedo a Arnot el que se levanto desenvainando su espado, respondiendo Roy de la misma manera. --

- No voy a dejar que se me ofenda ni aqui ni en ningun lugar de reino... Soy Arnot Avenier, descendiente de los Antiguos Reyes y ningun campesino muerto de hambre me vendra a apuntar con el dedo...

-- Los animos se caldearon a tal punto que estuvieron a menos de dos metros de chocar sus espadas. --

— Caballeros... caballeros ¡Orden!

Adoril con su temperamento firme no vaciló al momento de interponerse entre el Canciller y Lord Statham para evitar que el Gran Concejo terminara convertido cual enfrentamiento de clanes de montañeses. Bajando sus hojas, los contuvo mientras lentamente cada uno retrocedía no sin perder la mirada furiosa en sus ojos hasta sus puestos.

Todos llevamos varios días aquí y a medida que pasa el tiempo solo nos alejamos más del asunto que nos concierne. Todos somos consientes de que la interpretación que demos a las palabras de Ricardo determinarán el destino del Reino.

— Cierto es que Roldán de Krass ha sido llamado hijo en el testamento de Ricardo, pero solo ha pedido para él, posición y hacienda para que viviera de acuerdo a su dignidad. Por tanto al no haber un heredero por testamento, creo que corresponde que procedamos como dictan las antiguas sucesiones, nombrando heredero a aquel que por su primogenitura es el legítimo heredero a la corona. Augusto Ricardo Carter.

— Solo con una sucesión ordenada podemos garantizar la estabilidad del Reino y es por ello que llamo a todos los que apoyan mi moción se pongan de pie y secunden.

Dicho esto todos los lores vasallos de Carter se pusieron de pie junto con los senescales representantes de la iglesia que veían en Augusto el derecho Divino a gobernar sucediendo a su padre además de ser Hijo de Solar. Los Avenier a su vez se pusieron de pie y finalmente casi todos los señores con excepciones como Roy Statham quien permaneció sentado.

Se acercó Adoril a Roy y le dijo.

— Entiendo que esto puede parecerte distinto a lo planeado, pero si realmente quieres apoyar la última voluntad de Ricardo, debes entender que con esto evito que el reino se quiebre, pues como Protector puedo mantener controlado el Reino y alejado a Arnot. — A Adoril le molestaba aceptar un Rey que tenía más sangre Avenier que Carter además de su clara incapacidad pero era lo más cercano que podría aspirar a tener todo controlado y a los Avenier apartados sin que se derramara sangre.

Entonces, viendo que había sido su nieto apoyado por la gran mayoría en su legítimo derecho, se puso de pie y en su calidad de canciller propuso.

— Pues tal como hemos podido votar por refrendar al príncipe heredero, hijo de Solar, creo que hemos de hacer lo mismo con nuestro estimado Lord Protector quien habrá de someterse a la confianza de esta honorable cámara.

Se yo que tengo la confianza del Príncipe quien puso su mano sobre mi hombro, así como tuve la del finado Ricardo y espero por ende que a pesar de nuestras diferencias ustedes ilustres señores sepáis obrar por el bien del Reino. Por ello los invito a ponerse de pie y permitir que el Rey elija a su Protector y no le sea este impuesto.

Se pusieron de pie entonces la totalidad de los señores, tal que incluso hubo Arnot de ponerse de pie al ver que todos incluidos vasallos suyos entendían que correspondía al Rey designar al Protector y que por ende hasta no haber un nuevo Rey, el mandato de Ricardo IV seguía vigente. A pesar de la cara agria de Arnot quien susurraba cosas a sus nietos Guidos y Giles a sus costados.

Pues ilustres señores, creo que zanjados los asuntos por los que este Gran Concejo fuere convocado, ha llegado el momento de clausurarlo y dejar lugar al Concejo Real presidido por el Lord Protector para que continúe sus labores y nosotros podamos volver a nuestros dominios hasta que la situación del Reino así lo requiera. Esperando la fecha para la Coronación ¡Larga Vida a Augusto Ricardo!

Bajó entonces Arnot de su estrado y mientras todos se ponían de pie y avanzaban conversando, se acercó hacia Lord Statham y extendiendo sus brazos para abrazarlo le dijo al oído.

— No puedes olvidar que estás también tu casado con una Avenier y que la sangre siempre es más fuerte.

-- Observo desde su asiento a Arnot Avenier con desprecio y no fue hasta que escucho la velada amenaza que no reacciono.

Roy se puso de pie y abrazo por los brazos a Arnot, para cerrar el Concejo y zanjar en alguna medida la trifulca. --

- La proxima vez que me amenace, cuide que su lengua no sea cortada.

-- Le dijo pausadamente al oido mientras se acercaba. --

- Respetare la ultima voluntad del rey Ricardo... Larga Vida a Augusto Ricardo!

-- Todos los presentes comenzaron a salir para tomarse un breve descanzo antes de proseguir con el Concejo real, Giles y Guido cruzaron amenazantes miradas con Roy e Iracs, mientras Roy instruia a este que hablara con su padre que como Lord del Reino habia asistido al Reino y asi asegurar un aliado mas. --

- Concerta una reunion con tu padre, necesitamos hablar ojala para hoy mismo.

-- Iracs asintió y se retirio a reunirse con su padre que ya habia salido del aposento. Roy espero que salieran todos quedandose a solas con Adoril. --

- Cuentame viejo amigo, cual es tu plan ahora? Pretendes seguir poniendo paños frios cuando tu estuviste presente en aquel concejo secreto en que Ricardo nos comentó su intención de coronar al bastardo?Cuentame, por que yo aun no entiendo que ha pasado aqui hoy.

-- Roy usaba un tono que no era amenazante, pro si decidido. --

- Sabes perfectamente que tus dias como Proptector del Reino estan contados no? El viejo Arnot no te dejara seguir en tu puesto.

— Sabes que las cosas no son tan simples, si queremos tener un Rey digno del trono, primero debemos asegurarnos de que quede trono en que se siente. Divulgar la noticia solo terminará en un baño de sangre en el que tenemos la misma cantidad de posibilidades de perder tanto como de ganar. El Rey será lo que yo le diga que sea y permitirá cuando menos mantener a los Avenier calmados.

Al oír las interrogantes de Roy, pudo sentir como la preocupación se apoderaba de él, los Avenier tenían un considerable poder de influencia sobre Augusto en el Templo, fue la suerte la que evitó que Augusto nombrara a Guido o quizá incluso a Roldán como Protector.

— Arnot puede intentar lo que quiera pero el Testamento de Ricardo y Augusto me respaldan ante el consejo y ante el pueblo. No podemos olvidar que el apoyo de los comunes es significativo y que aquí en la ciudad los Avenier no tienen simpatía alguna entre esos comunes.

Seguiré en mi cargo como Protector para asegurar que bajo mi dirección el Reino siga unido y fuerte.

— Quien te oyera pensaría que acaban de aclamarte como Rey, no como Protector viejo amigo.

-- Saliendo del salon, Roy se encontro con Iracs quien agitado comento las nuevas noticias. --

- Mi padre accedió, lo espera en sus aposentos, esta misma noche... Me ha pedido que lo acompañe.

- Gracias amigo, ahi estaremos.

-- Roy continuo caminando seguido por el joven camino a su cuarto. --

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-- Inesa se encontraba cenando junto a sus hijos, cuando unos golpes presurosos a su puerta la hicieron reaccionar. --

- Adelante...

-- La puerta se abrio de par en par y un mensajero cubierto aun de nievo entro hasta los aposentos. --

- Mi señora, traigo un mensaje urgente de Lord Statham...

-- El mensajero extendio el pergamino enrollado, que fue tomado con rapidez por la mujer, lo desenrollo y leyo rapidamente las lineas. --

- Tu padre te necesita en Namarus, debes partir cuanto antes.

-- Exclamo con los ojos llenos de lágrimas, observando a Roy Statham II, el mayor de sus hijos. --