¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Conectarse

Recuperar mi contraseña

Últimos temas
» La Fogata
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyDom Jun 16, 2013 5:59 pm por Bennet Hatch

» Capitulo III: El Lobo y el Aguila
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyJue Mayo 23, 2013 4:55 am por Roy Statham

» Profecia 666
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyJue Mayo 23, 2013 4:23 am por Roy Statham

» Orientación
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyJue Mayo 23, 2013 4:15 am por Roy Statham

» ¡Preséntate Aquí!
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyLun Mayo 20, 2013 6:34 pm por Roy Statham

» Recuerdos de antaño
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyJue Mayo 16, 2013 8:07 pm por Adoril Carter

» Publicidad de Foro
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyDom Mayo 12, 2013 10:32 pm por Adoril Carter

» Sugerencia de Mapa
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyDom Mayo 12, 2013 10:26 pm por Adoril Carter

» Pase, adelante ... mesa para uno?
Capitulo I: El Último Ocaso EmptyLun Abr 15, 2013 1:52 am por Roy Statham

Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Usuario del Mes

Capitulo I: El Último Ocaso

2 participantes

Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Vie Dic 28, 2012 1:41 am

Pasos acelerados y pesados resonaban por las lozas de palacio, la luz que ingresaba oblicua al pasillo por la cúpulas hacia notar el polvo en el aire, polvo que era levantado por las botas de dos docenas de hombres que a toda prisa avanzaban por el largo corredor. Un chirrido los acompañaba, un sonido aterrador. El par de enormes y pesadas puertas interiores estaban abiertas dando acceso al salón del trono. Inmediatamente la partida de hombres se dividió en distintos grupos y arrastrando las pesadas y enormes cadenas, sacaron palancas ocultas desde los pilares las que fueron enganchadas por las cadenas. La pesada labor fue llevada a cabo con suma presura mientras cuatro parejas de hombres se coordinaban en un esfuerzo unido, moviendo los mecanismos al unísono y sellando cada segundo la sala del trono, donde el asiento del soberano, símbolo de su poder quizás más que la corona misma quedaba aislado como dictaba la tradición.

Recién amanecía cuando por todo palacio se extendía la noticia del ocaso del soberano Ricardo IV, inmediatamente todo cortesano, sirviente y guardia comenzó a maniobrar según correspondía. Desde los establos los mensajeros partieron para hacer conocer la noticia por todo el reino de que aquella había sido la última noche del languidecente monarca cuyo último tiempo había sido no más que la sombra de un reinado que no sobresaliente si había traído estabilidad y orden, quizás una virtud menospreciada en comparación con las relativas conquistas y guerras que tantas veces habían desgarrado el reino y que ya eran solo un recuerdo o eso parecía.

Aquella mañana Lord Adoril Carter despertó por si mismo, difícil le había sido consolar el sueño durante la larga noche que había tenido, consiente estaba de que la situación ante la que la que se enfrentaría era inevitable y el consuelo de no poder hacer nada al respecto desde su cama no era suficiente para haberle evitar el vilo que mantuvo dentro de lo cual el que la puerta estuviera bloqueada y con su espada y armadura junto a el en todo momento no ayudó en lo más mínimo. Tras la segunda vez que despertaba notó que por la ventana un poco de luz llegaba hasta sus ojos, en ese idílico color notó que debía no más que la luz del amanecer que ya había llegado. Se secó el sudor frío de la frente con la manga, sacó la daga de debajo de su almohada y procedió a vestirse con su brigantina reforzada que inadvertida como vestimenta ordinaria le daba una increíble seguridad y calzó sus botas de montar.

Salió de la habitación sin despedirse de su esposa pues al igual que el parecía haber tenido una mala noche, especialmente por la costumbre de Adoril de hablar durante el sueño, razón por la cual nunca dormía sin asegurarse de que un extraño no podría oír lo que dijera. Las campanadas que oyó le dijeron que el momento había llegado, su guardia personal se había alistado fuera y esperaban montados, formando dos columnas y ataviados con sus armaduras listas para la guerra, cosa que contrastaba con la supuesta vulnerabilidad del Protector a fin de evitar malas interpretaciones y mostrar confianza.

Las campanas aún sonaban y a medida que recorría las calles, la gente se apartaba con un aire sombrío, sombrío como parecía ser todo ese día y parecía que el repicado de las campanas jamás cesaría a fin de avisar a la gente del fallecimiento del Rey, cosa que se esperaba desde hace varias lunas cuando los rumores exagerados o no, llegaron al común de la gente de Namarus y a los nobles de todo el reino.

Ya había cesado el aviso y parecía que las calles estaban desiertas de camino al palacio y ya nada se oía más que los cascos golpeando el suelo, como haciendo lugar a la procesión funeraria o quizás, a un golpe palaciego. Fueron entonces los jinetes por el camino que seguía el curso del Avrus, un afluente particular de la realeza que llegaba hasta la meseta Ariana donde estaba emplazado el centro del poder real. En las escalinatas del palacio, formada estaba la guardia real con su característico color de aguamarina y sus estandartes mirando al sol, ya no en manos de hombres sino que fijos en los soportes a ambos lados de la escalinata. La entrada del palacio miraba al divino astro desde que comenzaba a aparecer hasta el ocaso.

Adoril desmontó de su caballo y puso a Daro en su hombro derecho...
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Roy Statham Vie Dic 28, 2012 12:53 pm

—A pesar de que había amanecido hace casi una hora, Roy seguia en su lecho abrazando tiernamente a su esposa, la habitacion estaba temperada por un agonizante fuego en la chimenea y en el exterior podía oirse el ajetreo habitual a esas horas de la mañana. Algunos carros llegaban y otros salian cargados hacia la capital o hacia otros destinos, pero era el ruido del choque de maderas y de aceros el que mas resaltaba, las jornadas matutinas de entrenamiento era una costumbre en la Fortaleza Blanca, sin importan si fuese invierno o verano, antes del amanecer las tropas y los reclutas se calzaban sus tenidas de entrenamiento. Prendas livianas que solo servían para mantener la decencia, pero no realmente para abrigar.

Unos pasos apresurados subiendo por la escalera de piedra de la torre del Señor de la Fortaleza Blanca alertaron a Roy y se sento en la cama antes de que su puerta resonara ante los nudillos del apresurado. –


- Adelante…

— La puerta se abrió emitiendo un chirrido desde sus bisagras, y por ella entró Jurg, un joven mozo, encargado como mensajero, traía en su mano derecha un pergamino enrollado y aun sellado por el lacre con el emblema real. Roy se puso de pie y se acerco al muchacho. –

- Mi señor, este mensaje acaba de llegar con un ave, viene desde la capital y por el exterior tiene inscrita la palabra “Urgente”

— Por esa razón lo habían escogido a el como mensajero, era inteligente y tenia una cualidad distinta, sabia leer y eso era bueno mientras se mantuviera leal, cosa que no se dudaba por ser hijo de Georg, jefe de los sirvientes de la casa desde la época de su abuelo. –

- Así veo, muchas gracias Jurg, puedes retirarte…

—Roy espero que el joven saliera de la habitación cerrando la puerta tras de si, para romper el sello real y desenrollar el papel para comenzar a leer.. --

- El rey ha muerto… — Pensó… --

—Roy aun con la nota en la mano, se acerco a la ventana y observo al exterior, los hombres aun entrenaban, pero fijo su mirada particularmente en uno de los reclutas que sostenía una espada de madera en su diestra y una rodela en la siniestra, el chico e movia bien, pero ¿estaría preparado?. --

- Que pasa cariño? ¿Una nueva conjura palaciega? ¿Se ha descubierto que el Rey tiene un bastardo y la Reina lo tiene colgando de las pelotas? Jajajaja…

— Su mujer que tenia un particular sentido del humor se sorprendió al ver el rostro de su marido cuando este se giró mostrando una nube de preocupación. --

- El Rey ha muerto durante la noche…

—Roy le extendió la nota a su mujer quien la leyó presurosamente. --

- Eso quiere decir que en estos momentos, nuestro rey es un idiota mental?

- Así parece…

—Roy comenzó a vestirse mientras su mujer revisaba nuevamente la nota, pensando en aquel secreto que juró mantener a costa de su vida hasta el momento indicado, sin dejar de sentirse mal por ocultárselo a su mujer, quizás el único secreto que no podía confiarle de momento. --

Roy Statham
Roy Statham
Habitante

Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Lun Dic 31, 2012 8:05 pm

Orgullo, pocas palabras pueden por si solas definir tan bien a un hombre. Arnot Avenier, pocos hombres pueden ser tan bien definidos por una sola palabra. El orgullo, era el orgullo personificado, que como todo hombre tenía dos lados tal como el orgullo tenía dos lados, la altivez y la soberbia cuya línea que las separa es tan delgada que es difícil distinguir cuando estas se superponen. Lord Arnot Avenier era el hombre más poderoso del este, descendiente de los antiguos reyes de Namaria había nacido con sangre azul y no podía imaginarse lo contrario. Su lema rezaba "Sangre de Reyes" y el que "el púrpura" que era como se referían de forma coloquial al escudo de armas, hubiera sido despojado de la corona que se posaba sobre el águila de Avenier, era una mácula difícil de ignorar y un peso que fuera traspasado a Lord Arnot por sus antepasados que perdieron hace tantos años la corona cuando se le hizo insostenible a las cada vez más débiles generaciones de monarcas mantener el poder real sobre sus vasallos y los vasallos de estos.

Había conseguido y su padre antes que él, emparentar su familia a los reyes Carter y que así la realeza fuera finalmente de más sangre propia que la de los usurpadores, así quedaba en evidencia por el cabello oscuro del fenecido Ricardo y muchos de sus parientes Carter. Su nieto, Augusto Ricardo fue ungido al astro bajo el nombre de muchos antiguos reyes antes que el de los del linaje propio, tras la muerte del Rey, sería ésta la restauración de su ancestral estirpe de no haber sido porque el destino es cruel y ya fuera como una maldición, un hechizo o un castigo al frustrar sus planes, Augusto Ricardo no era más que la sombra de un hombre, débil de cuerpo y de mente, había llegado a la adultez sin demostrar jamás voluntad, sin poder ponerse una armadura o montar siquiera. Puede que finalmente, el manejar a Augusto fuere su oportunidad de reinar, de ejercer su legítimo derecho.

El águila volando bajo un cielo púrpura había sido su sueño, un sueño que aparecía no por primera vez sino que se había repetido otrora. La noticia de deceso del Rey no tardó en llegar a sus oídos en el Nido de Águilas desde donde llevaba a cabo los preparativos para asegurar la sucesión al trono de su mal habido nieto Augusto. Podría haber ordenado todo desde Namarus pero claro estaba que no confiaría en un castellano o burgomaestre para las tareas que solo él se sentía capaz de realizar. Además que su presencia en Namarus, aún siendo popularmente conocida la situación del Rey habría significado el adelantarse a la realización del Gran Consejo de los señores de Namaria, que el presidáa y debía inaugurar a petición del protector, por lo que contaba en la capital solo con sus nietos Giles y Guido para poder mantener contacto con la reina Anna y el palacio.

Ansioso esperaba el momento en que la noticia partiera de manera oficial al Nido, había dispuesto que él y su guardia esperarían en el primer puesto de descanso de los mensajeros reales, ahí, por supuesta coincidencia recibiría el mensaje e inmediatamente podría marchar hacia la capital para reforzar su posición, arribando antes de lo estimable por cualquier adversario.

Mientras en Namarus, el Lord Protector observaba las grandes puertas del salón del trono, cerradas en su inmensidad, inclinado como estaba ante ellas.
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Vie Ene 04, 2013 3:20 am

Una vez pasada la conmoción inicial, prontamente el palacio completo estaba en pie y los cortesanos y sirvientes iban y venían de todas direcciones, pululando más aún que de costumbre por las lozas de palacio. Tal era el desorden que nadie había notado siquiera a Lord Adoril más que los guardias que se limitaron a saludarlo.

Tras erguirse frente a las grandes puertas, puso la mano sobre su empuñadura y a ritmo presuroso recorrió todo el palacio acompañado por sus guardaespaldas hacia la habitación del heredero Augusto, el desorden reinante y el hecho de que gran parte de la nobleza estuviera esperando ver el cadáver del Rey por si mismos le permitió no tener que detenerse ante nada, salvo cuando llegó frente a la habitación del heredero, la cual estaba resguardada por dos guardias reales los cuales estoicos estaban uno a cada lado con la mirada fiera y las aguamarinas cubriendo la armadura en el lugar de su pecho.

Con suma frialdad, tal como si fuera un día cualquiera Adoril se acercó a los mismos inocuo como pretendía parecer. -Vengo a ver a Augusto Ricardo.

-El príncipe no se encuentra en sus aposentos, salió de aquí escoltado por el Capitán Garithos quién nos ordenó permanecer en la puerta. -Dijo el guardia de la derecha, quien luego dijo casi excusándose. Tampoco podemos dejar pasar a nadie.

Lord Adoril retrocedió y sin intentar disimularlo, su rostro manifestó indignación y su paso largo y firme resonó en el suelo acompañado de las pisadas de los jinetes que le acompañaban. Garithos podría ser capitán de la guardia real pero había incordiado reglas demasiado importantes como para quedarse sin una reprimenda, el príncipe debía permanecer hasta ser el nuevo amanecer e hijo de Solar en su habitación y solo el Protector podía hablar con él y comunicarle el testamento final del Rey por cuya decisión el sería el nuevo soberano. Se retiraba cuando dio la vuelta, al sentir un fuerte olor y pudo ver a un sirviente salir de la habitación del príncipe con un bacín cubierto por una manta amarillenta. El Lord Protector dejo que pasara junto a él para coger al muchacho del cuello con un dedo para detenerlo y con la otra mano retirar la manta, lo que liberó un terrible olor y tras dar un vistazo al contenido, volvió a tapar el recipiente e hizo ademanes al sirviente para que siguiera su camino. Pasado unos segundos, siguió su camino y tras de si sus escoltas se miraban extrañados por el comportamiento del Protector pero no se atrevieron a preguntarle los motivos de su actuar.

Un recipiente lleno de excremento maloliente, real o no, era excremento y así constaba al muchacho que debía cargar con el recipiente. Pero Adoril pudo percibir que algo andaba mal, llevaba tiempo notando indicios de que aparte de la clara debilidad del príncipe, sufría otros males que le atormentaban a pesar de que los sacerdotes y toda clase se sabios procuraban mantenerlo saludable, algo que en medio de tanto misticismo dejaba más dudas que soluciones pero la Reina en su desesperación había confiado en muchos brujos y adivinos para librar a su hijo de la maldición que le afligía y que amenazaba con partir al reino ya fuere antes de su coronación o después de su muerte, era solo cosa de tiempo y el ocultar la evidencia de los padecimientos, solo demostraba el deseo de permanecer a cualquier costo con un rey débil en el trono en que solo el dios podía saber llegaría siquiera a posarse.

El Príncipe había sido sacado de sus aposentos, rompiendo una tradición por lo que Adoril se dirigió hacia las dependencias de la guardia a toda prisa y cruzando el patio central pudo ver que protegidos por la sombra del pasillo avanzaba una comitiva de Avenier y para su completo desagrado, entre ellos estaban los nietos de Lord Arnot, Giles y Guido tenían pésima fama en la corte y a pesar de su corta edad, se habían ganado el desdén de Adoril quien rara vez les permitía tener contacto o estar en presencia del príncipe heredero tras descubrir hace muchos años que este era objeto de maltrato de los hijos del difunto hace mucho Christian Avenier, los llamados "hijos del Águila" aunque tenían apodos mucho más descriptivos en los peores rincones de Namarus donde burdeles, ladrones y asesinos eran comunes para estos y sus aventuras con mujeres casadas y jóvenes que más que hijas de simples campesinos lo eran de comerciantes, algunos poderosos y otros incidentes aún más graves habían traído muchos problemas a la corte razón por la cual el Rey Ricardo los había expulsado por un año a pesar de las protestas de Arnot y las peticiones de la Reina Anna.

Ya habría tiempo para hacerse cargo de ellos, ahora tenía que encontrar a Garithos y a Augusto para proceder a leer el testamento sagrado del Templo de Solar y detener cualquier trama de los enemigos del Reino.
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Vie Ene 04, 2013 5:30 am

Aquella misma mañana en que Lord Adoril los vio entrar al palacio, venían los gemelos de ponerse sus ropas más elegantes para ir a palacio con toda su pompa y acompañados de los hijos de nobles vasallos quienes de una forma u otra componían la camarilla de jóvenes de alta cuna que protagonizaban una buena parte de los escándalos de la corte pero que ahora pretendían tener un rol más protagónico como parte activa en la política del reino. Estaban felices, muy felices pues tras una sucesión de insultos, ataques personales y riñas en los oscuros callejones habían dado finalmente con sus supuestos enemigos, por pura coincidencia en una taberna, aquella madrugada mientras el Rey moría, ellos habían estado peleando con Steve Eder, hijo de un rico comerciante y sus amigos. Los mellizos pudieron solos contra media docena de adversarios y saldaron la contienda con una serie de destrozos y la punta del dedo meñique de Steve Eder, el líder y cuya humillación bastaría para dejar claro que ellos eran quienes mandaban y eso claro, lo probaron frente a un grupo de ebrios enardecidos por la riña.

Por eso, aquella mañana en lugar de encontrarse con malestar por haber bebido, recibieron las campanadas completamente conscientes de lo que significaba para ellos y su familia.

- Hasta que al fin se ha muerto el desgraciado, no veía la hora de salir de los burdeles para poder cortejar a las damas de la reina, que llamarlas "doncellas" a día de hoy es una hipocresía.

-Sentenció Guido, Guido era un hombre alto, apuesto, fornido y de buena contextura, tenía el cabello café claro y los ojos color miel, solía dejarse la barba sin afeitar y usar el cabello corto, su reputación se extendía entre las damas de la corte como un amante romántico pero también como un mujeriego que se aprovechaba de las jovencitas prometiendo hasta matrimonio de ser necesario para luego desentenderse y desaparecer con el consecuente reclamo por parte de las familias a su abuelo y apelaciones a la justicia del Rey. Aunque esto lo evitaba con una idea surgida de su hermano Giles de hacerlo con aquellas prometidas o casadas pues estas no se arriesgarían a perder a sus prometidos o esposos al hacer el asunto público.


Bueno, creo que aunque no lo notes en este momento, la muerte del Rey significa algo mucho más trascendente que simplemente poder volver a divertirse en el palacio. No debemos olvidar que nuestro primo "el hechizado" será ahora el Rey, o eso querrá nuestro abuelo y nuestra posición y conocimiento dentro de la capital es vital para afianzar el poder de nuestra familia, una vez que el Rey sea un monigote, podrás encamarte con la esposa del mismo si te satisface y a mí si me divierte hacerlo.

-Le respondió un cavilante Giles que sentado junto a la ventana, observó el amanecer. Sus ojos de gris muy claro se oponían al rojizo del amanecer. Giles siempre estaba impecablemente peinado hacia atrás con su cabello negro, liso brillante y limpio. Era un poco menos alto que su hermano, había nacido segundo y a diferencia de él, era enjuto pero tenía una fuerza equiparable, era hábil con la espada y mucho más frío y calculador. Llevaba una pequeña barba en el mentón, estirada y cuidada como su cabello y delicados bigotes. Se decía que si su hermano era la tempestad, el era la peste. Se divertía manipulando a las personas y luego observando los estragos causados, por el momento lo hacía por pura diversión comenzando peleas o llevando a los esposos con sus esposas en el momento en que estas los engañaban, previniendo a su hermano para que escapara antes sin que este supiera. Había sonreído mientras cortaba lentamente el meñique de Steve y su hermano Guido sujetaba durante la madrugada. El sabía que los juegos se acabarían con el amanecer pero que ahora los asuntos serios le darían aún más diversión, pues aunque decía poco, podía notarse su emoción en aquellos momentos en que sus planes se cumplían y hacerlo con un reino completo habría de regocijarlo aún más.
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Roy Statham Lun Ene 07, 2013 5:19 pm

-- Llevaban 2 dias de marcha por los congelados parajes montañeses del sur, la caravana compuesta por 30 hombres bien armados encabezada por Roy Statham en persona.

Conocía los protocolos del reino y sabia que cuanto antes llegase a Namarus, mejor seria para el futuro del reino. A su lado cabalgaba su mano derecha, Iracs de Anak, en parte su discipulo en parte su amigo. --


- Por que hemos salido tan pronto? Nisiquiera hemos podido alistar a un numero mayor de tropas... - Inquirió el joven.

- Por que de una u otra forma el Consejo de Regencia se convocara, por tanto nadie espera que estemos a las puertas de la capital en tan poco tiempo luego de la citacion, una vez envien el ave nos esperan como minimo en 4 dias, cuando salimos el mensaje no habia llegado y ya llevamos dos dias de viaje... Imaginate como se cagará el viejo Avenier cuando nos vea entrar por las puertas del palacio!

- No se me habria ocurrido...

- Por que aun no eres mas que un chiquillo de 22 años, que la unica guerra que conoce es la que le da su propia mano Jajaja...

-- La broma no le agrado mucho a Iracs, pero el resto de la comitiva se rió sonoramente a costa del muchacho, la mayoria eran veteranos de varias campañas, ninguno bajaba de los 30 años siendo iracs el mas joven.

Al otro lado de Roy, cabalgaba un venerable anciano de mas de 60 años, curtido en cientos de batallas algo calvo y con una cicatriz en el rostro que dio una carcajada mostranbdo todos los dientes podridos.

La carcajada se ahogo en un gemido y la sangre comenzó a correr. --


- Nos atacan!

-- Los hombres se apearon del caballo y la infanteria se parapeto apoyando las espaldas contra el muro intentando identificar de donde vino la flecha. Otras flechas cayeron incrustandose en los cuerpos y en los escudos, un grito de guerra emano desde las colinas nevadas y por la pendiente oriental bajaron a la carrera un grupo de hombres armados. El choque fue brutal.

En la confusion no podia saberse a ciencia cierta cuantos atacantes eran, pero la sangre corria tiñendo la nieve y regando la roca.

Poco a poco el ruido bajo, Roy se encontro en ese momento solo en el silencio, la nieve en suspension no le permitia ver mas alla de un par de metros. --


- Fortaleza Blanca!! Fortaleza Blanca!!

-- Era la voz de Iracs, y la siguio el clamor de los victoriosos que replicaron el grito de victoria. Roy se acerc osiguiendo el ruido, y en el camino s tropezo con cuerpos de su comitiva y de los atacantes. --

- Revisen a los heridos, de los muertos encomendamos su alma al Sol y sus cuerpos a las montañas... Iracs! Revisen los cuerpos de los atacantes y vean que pueden encontrar.

- Seguramente son bandidos... No habrá mucho que encontrar.

- Hace mas de 15 años que erradicamos a los bandidos de esta zona, no quedo nadie vivo en su guarida y nunca nadie volvio a ella... U acaso olvidaste que tu padre murio en esa batalla? Hagan lo que ordeno.

-- Iracs no lo habia olvidado y asintio a las ordenes de Roy mientras se limpiaba un hilo de sangre que brotaba de su ceja derecha, ordeno a unos cuantos que lo ayudaran y una vez bajo la nieve suspendida en el aire, comenzaron a revisar los cuerpos.

Nada encontraron, ni distintivos, ni escudos ni colores, las armas eran comunes, aunque se notaba que estaban practicamente nuevas, al igual que las armaduras de cuero que portaban, todos identicos, misma manufactura, pero sin firma. El equipo que portaban era tambien de primera calidad, odres de cuero, yescas para iniciar fuego, sogas y tiendas ligeras de campaña.

En total eran 15 hombres de mediana edad todos muertos, la comitiva de Roy contaba 6 muertos y 5 heridos. --


- No llevan estandarte, escudos ni colores, nada, ni joyas familiares, absolutamente nada.

- Como me temia... No estamos solos en la Fortaleza Blanca...

-- Roy ordeno que se sepultaran los cuerpos de los amigos bajo la nieve y se encamino la comitiva hacia un camino alternativo, El Paso de los Topos.

Todos los hombres que no fueran Statham o de sus mas cercanos fueron bendados de los ojos, para no revelar uno de los caminos secretos que conoce la familia Statham para atravesar las montañas y que antaño sirvio para conquistar la Fortaleza Blanca. --
Roy Statham
Roy Statham
Habitante

Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Vie Ene 11, 2013 5:04 am

Ya en las dependencias de la guardia real, Lord Adoril acompañado por sus seis escoltas avanzó raudo en busca del Capitán Garithos, los aguamarina se abrían a su paso para llegar finalmente hasta donde debía estar el capitán para encontrarse con Rigwyn, domo de Palacio.

Más vale que me digáis donde se encuentra el Capitán y su Alteza Real ahora mismo. -Dijo Adoril en tono amenazante.

Bueno Lord Carter, se supone que yo no debería develar esto por cuanto la confianza que se me ha investido es grande, pero por tratarse de usted, el Protector del Reino y la excepcional situación en que nos encontramos ante el lamentable fallecimiento del Monarca Ricardo, cuarto en su nombre del linaje de los... -El tono del criado era calmado y sus palabras apuntaban hacia las conjuras y no se habría detenido de no ser porque Lord Adoril no fue nunca conocido por su paciencia y menos con habladores.

¡Hablad de una vez, no tengo tiempo que perder con tu retaila de nimiedades! -Gritó el Protector, a la vez que tomaba la manga de Rigwyn y la torcía con fuerza.

Pues en ese caso, os informo que se encuentra el príncipe junto con Lord Garithos a quienes buscáis en las mazmorras del palacio y que con gusto os llevaré. -Rigwyn tenía un tono casi arrogante, inmutable se mostraba ante los gritos del protector.

Pues pongámonos en marcha y luego habréis de darme explicaciones por llevar al heredero al trono a las mazmorras de manera encubierta.

Llegados hasta los sombríos sótanos, siguiendo los penumbrosos caminos llegaron hasta las mazmorras, a lo largo del camino Rigwyn no dejó de hablar al Protector y de veladamente intentar retrasar el andar del grupo, cosa que solo aumentó la ofuscación de este y su deseo de presura. Ya pasados los guardias de entrada a las mazmorras, las cuales se encontraban completamente vacías llegaron hasta una gran puerta de madera con refuerzos de hierro, la cual no permitía ver hacia el otro lado, cosa que extrañó al Protector de una celda como se suponía que debía ser aquella. La puerta estaba cerrada y debajo del umbral Rigwyn revolvía una serie de llaves que tenía en la mano, retrasándose y fallando en abrir la puerta al punto que el protector ya colérico le hizo a un lado con un empujón y rápidamente, tras un par de intentos pudo abrir la puerta, la que abrió con fuerza e ingresó rápidamente con sus escoltas.

El corredor al que daba la puerta, sorprendió a Adoril que en lugar de piedra y moho, parecía más una habitación del palacio, los pisos eran blancos y las paredes relucían. Incluso tuvo miedo de resbalar mientras avanzaba a largos pasos con sus botas de montar, el silencio era absoluto, pero pudo notar inmediatamente la habitación o lo que fuere en que había gente y posiblemente se encontrara Augusto. Los caballeros se pusieron a ambos lados de la puerta y desenvainaron sus espadas, Adoril comenzó a abrir lentamente, procurando mirar a medida que abría con todo celo, para su sorpresa, una segunda puerta en el mismo portal estaba tras ésta.

Ésta vez los guardias abrieron la puerta en un solo movimiento y el Protector ingresó junto con ellos a toda velocidad, irrumpiendo violentamente en el lugar. Congregados estaban un grupo de criadas, sacerdotes, personas diversas y entre ellos la Reina y el Capitán Garithos quien ya había desenvainado su arma presto a arrojarse en la defensa de lo que fuere que ocultaran ahí.

¡Baje esa arma inmediatamente! Soy el Protector del Reino y exijo ver al Príncipe. -Dicho esto, el capitán al ver que no era una amenaza bajó su arma, pero sin envainarla ni dejar de mirar a los hombres que habían irrumpido con todo recelo.

El capitán intentando mantener su orgullo ante los presentes apartó a los presentes del camino de Lord Adoril, quien llegó hasta el final de la sala y solo ahí lo que fuera ira y rabia se calmó, casi estremecido por la escena que presenciaba. Ahí, frente a él, vistiendo sólo una larga camisola blanca, con su oscuro y lacio cabello que le llegaba hasta los hombros, estaba Augusto Ricardo, miraba a Adoril con mirada lastimera desde esos ojos grises claros, estaba muy pálido y mostraba manchas rojas en las manos y la frente, como pequeñas úlceras por lo que se podía ver de su piel, sentado como estaba parecía que su vientre se pronunciaba, de mal cuerpo como era, no era de extrañar que a pesar de haber llegado a la adultez no desarrollara ni una gran estatura ni una contextura imponente, pero para Adoril que había estado mucho tiempo junto al fenecido Rey, viendo a Augusto crecer y como con el tiempo sus defectos se resaltaban, era claro que el Rey no tenía cura de sus males aunque su madre insistiera en ello.

Adoril lo miró un par de segundos, mientras él le correspondía parecía estar babeando, con la cabeza ladeada y provocando en el Protector nada más que piedad, no le dijo ni una palabra. Dio media vuelta y acompañado por sus escoltas hizo la reverencia a la recién viuda Reina Anna.

Comprendo que situaciones extraordinarias como la del príncipe puedan ameritar saltarse algunas normas cortesanas, pero las antiguas tradiciones deben ser respetadas, aún por la realeza y espero que en una próxima ocasión se me informe de cualquier problema que tenga el príncipe, pues ese es mi trabajo.

Por desgracia Protector, en estos días de incertidumbre solo los más cercanos podemos velar por la integridad del futuro Rey y espero que usted comprenda que no pretendo exhibir al heredero por todo palacio cual languidecente cuando no es más que una molestia menor provocada por la comida. -La Reina, circunspecta como era, podía dar a una situación como aquella el nivel que se esperaría si el príncipe fuera un infante que necesitase que se gobernase por el por un par de años hasta llegar a ser un hombre, pero este caso era muy distinto, el Rey nunca sería capaz de gobernar y aunque ella se sintiera culpable, esto en lugar de velar por el bienestar de su familia, solo servía para que su familia, los ambiciosos Avenier le manipulasen, basados en la culpa personal por el nacimiento de Augusto y el desdén del Rey del cual no tenía seguridad si siquiera habría protegido a su familia en su testamento.

El protector solo inclinó el rostro y dió media vuelta, pues el sabía lo que ella pretendía y que había pretendido por años, que todo era normal en aquellas situaciones que se referían al heredero, ya fuera que usara una espada y se conviertiera en caballero o aprendiera los ademanes de la corte. ¡Capitán, lo espero en mi despacho!-Gritó Adoril mientras salía con sus hombres detrás y abandonaba los sótanos, los aguasmarinas habían servido por cientos de años a los Reyes de Namaria, obedientes como eran del mandato de Luna, encomendando la vida del Rey antes que cualquier otra cosa en la existencia, ni las suyas propias. La guardia habría de jugar un papel importante en los acontecimientos del ascenso de un nuevo monarca y para ello, la confianza era vital. Una sola movida, podría determinar el colapso o la gloria del Reino.

Y un sólo eslabón débil significaría el fin de la dinastía.
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Roy Statham Lun Ene 21, 2013 3:45 am

-- El joven Celtigar cabalgaba junto a Roy, portando su escudo en la grupa de su caballo. Avanzaban en silencio, seguidos por el resto de la comitiva.

Los verdes prados se abrian paso frente a los marchantes, hasta que llegaron hasta Statham, la añosa casona de la familia abrio sus puertas de par en par para recibir a Señor de la Casa y a sus comandantes, el resto de la comitiva acampó en los prados adyacentes.

Al entrar al gran salon, la cena ya estaba servida y los platos de greda humeaban junto a los jarrones de vino. Los hombres se sentaron distendidamente, Roy en la cabecera, a su derecha Iracs y a su izquierda, algo extraño, su joven escudero Celtigar. Ulf el consejero al lado de Iracs y los dos capitanes que los acompañaban por el lado del escudero.

Roy hizo un gesto para que llevaran los calderos al campamento y que salieran todos los sirvientes, el ultimo cerró la puerta tras de si y uno de los capitanes se encargo de cerrar la puerta con los pesados goznes de hierro. --

- Señores como ya saben el Rey a muerto... Y la ceremonia de sucesion al trono namaro será presumiblemente en un par de días, salimos de la Fortaleza Blanca antes de que llegara el ave mensajera ya que como deben suponer, se dará una gran disputa por el poder, los Avenier ya deben estar como buitres sobre el heredero para usarlo como marioneta y retornar al poder... Ese poder que a nuestros antepasados les costo sangre y sudor... Yo me mantengo leal a la sangre Carter por que no solo nos une un lazo de honor y deber, tambien nos une un lazo de amistad.

-- Gerlac, uno de los capitanes escupio al suelo. --

- Muerte a todos los Avenier.

- No olvides que tu Señora de Statham es una Avenier. -- Inquirió Ulf. --

- No hay problema con eso, mi esposa es mas Statham que cualquier otra cosa.

- Nadie duda de eso, mis disculpas.

-- Continuaron cenando tranquilamente, hablando de temas triviales principalmente asuntos militares y viejas anecdotas. Una vez terminada la cena, ellos mismos entraron a la cocina a buscar los postres en un claro gesto de confianza casi familiar. Roy parecia incomodo, indeciso. --

- Que pasa señor?

-- Pregunto Iracs al notar el semblante de su mentor. Roy lo observó un segundo y luego se pone de pie. --

- Hermanos, en ustedes confío y en sus manos pongo parte de la responsabilidad por llevar a nuestro reino hacia la victoria.

Como he dicho antes de comenzar con la cena, mi lealtad estará por siempre con la Casa Carter.

Nuestro Principe Heredero es un invalido, fisica y mentalmente, un ser no apto para gobernar, por mucho que por sus venas corra sangre Carter.

Hace un par de meses, junto a otros notables del reino, fui convocado por el Rey a un reunion secreta en donde nos dio a conocer su intención de reconocer a uno de sus hijos bastardos, nacido de una Avenier que no era su esposa.


-- Los asistentes observaban a Roy en silencio. --

- Ese hijo, por lo que significa ha estado oculto hace años en la Fortaleza Blanca sin siquiera saber cual es su origen ni su destino. Aun hoy no lo sabe y así se mantendrá hasta que sea oportuno, aparte de ustedes, solo 4 personas mas en el reino lo saben. Lamentablemente el Rey murió antes de poder cumplir con su voluntad pero los que asistimos en aquella oportunidad hemos jurado cumplir con su deseo de manera postuma.

- Jajajaja, a los Avenier de Roca del Grifo, les dara una indigestion cuando se enteren.

-- La carcajada fue generalizada, siendo interrumpida por Xandros, el segundo Capitan que practicamente no habia hablado hasta el momento que se puso de pie. --

- Es el momento de jurar...

-- Todos los asistentes se pusieron de pie y con sus espadas sobre la mesa, juraron preservar el linaje Carter y cumplir con la ultima voluntad del Rey. --
Roy Statham
Roy Statham
Habitante

Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Roy Statham Mar Feb 05, 2013 6:33 pm

-- El grueso de la comitiva acampo en las afueras de la ciudad, mientras el Lord Statham y sus mas cercanos cabalgaron hasta las puertas de la capital.

Un alto muro rodeaba la ciudad, y la entrada esta guarnecida por una patrulla de guardias, un rastrillo de hierro sostenido con cadenas que conducia al primer nivel de la ciudad.

El estandarte Statham ondeo al pasar bajo la barbacana indicando el arribo a la ciudad de la comitiva. Luego de unos minutos, Roy y sus acompañantes se internaban en el sector mas cercano al palacio pero al intentar cruzar el ultimo control de guardias fueron detenidos. --

- No esta permitido el paso hasta el castillo.

- soy Lord Roy Statham, Señor de la Fortaleza Blanca y de la Casa Statham, he recibido la noticia de la muerte del Rey y he venido al Consejo.

- Lord Avenier a instruido la orden de que nadie puede entrar al castillo hasta nuevas ordenes.

- No sabia que Lord Avenier fuera el Protector del Reino... Exijo hablar con Lord Adoril Carter, Regente Protector de Namaria... Ahora!

-- El soldado que hablaba observó a uno de sus subalternos y con una seña le indico que fuese a preguntar. El soldado corrio desde su posicion hacia el interior volviendo luego de unos minutos. --

- Lord Avenier ha autorizado el paso...

-- Roy no espero que los soldados se movieran y avanzó con su caballo pasandolos a llevar, sus acompañantes lo imitaron obligando a los guardias a moverse a un lado para no ser golpeados nuevamente. --

- El viejo ya esta acá, probablemente de antes de que muriera el Rey... Esten alertas cualquier trampa.

-- Los hombres de Statham asintieron en silencio y continuaron su marcha hasta las puertas misma del palacio, donde unos mozos tomaron los caballos entrando a pie a los jardines exteriores caminando hasta la gran puerta dorada que daba paso hasta el interior del palacio. --
Roy Statham
Roy Statham
Habitante

Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Mar Feb 05, 2013 6:45 pm

No puede ser que los viejos y charlatanes controlen el palacio de esta manera. -Se podían oír los gritos desde la sala del Protector en que como de costumbre el furibundo Adoril estaba "hablando fuerte" tal como el solía decir.

Yo soy el Lord Protector, yo soy el único que puede velar por el bienestar del príncipe y del Reino. La reina es desde ya solo una viuda, como mucho podrá ser una herramienta de su padre pero no puedo creer que los aguamarinas hagan más casos a las supersticiones de una mujer engañada por los adivinos y los supuestos sabios cuya sabiduría si fuera tal, reconocerían ser incapaces de aliviar al príncipe y por lo menos le ahorrarían el hastío de soportar sus tratamientos. -Adoril Carter nunca había sido conocido como un hombre de muchos amigos o simpatía pero podía inspirar respeto y autoridad. La única cosa que necesitaría para mantener el orden y no podía permitir que se le pasase a llevar.

Lord Adoril, sepa usted que no cuestiono vuestras investiduras pues no es esa mi función así como tampoco corresponde a mi posición la de dirimir si ha o no de llevarse a cabo las curas a los males que atormentan al príncipe, el difunto Ricardo me confió su vida y la de su familia, es así como nunca he pretendido para mi reconocimiento pues es el deber por cual juré ante los fuegos sagrados. Pero debe entender que tal como nuestro príncipe no es un heredero común, no podemos pretender seguir las tradiciones que aunque arraigadas como están,pueden significar un riesgo para la ordenada coronación.

Cierto es que por sobre todos resaltabas por tu humildad, que tu lealtad está fuera de duda y que esta sucesión es completamente fuera de lo común. Pero quiero que comprendáis que tal como es vuestro deber proteger la vida del príncipe, el mío es que llegue a ser un Rey bueno y justo, apartado de las influencias que solo buscan aprovecharse de él y los malos consejeros.

Pero por sobre todo, debéis ser capaz de recordar que vosotros os debéis al Rey, que sin importar lo que ocurra, el Rey es aquel al que designa su predecesor y que si las puertas de hierro se han cerrado es para evitar que en ausencia cualquiera pueda usurpar el trono, van casi dos lunas que han pasado y llegará pronto el momento de leer el testamento de Ricardo, nada puede salir mal ese día, más aún con Lord Avenier dentro de la ciudad y la "pequeña guardia" de 3.000 hombres que ha traído consigo y acampa a las afuera de la ciudad.
-Adoril, como era costumbre en él, tras los gritos iniciales había calmado su forma de hablar, hablando bajo y por sobre todo de una forma conciliadora. Su impulsividad era reconocida y provocar su enojo era algo que todos querían evitar por miedo a sus reacciones. Con el Rey Ricardo siempre había sido dócil, amigable incluso y como fiel consejero

Conozco nuestras tradiciones y tan bien como conozco mis deberes y mi juramento.

El capitán abandonó la habitación ante la invitación hecha por el Protector con su mano indicando la puerta una vez zanjado los asuntos que les concernían.

Tras cerrar la puerta, vio el capitán a la pequeña princesa Blanca, llamada así al nacer por su pálida tez y apodada "conejito" por su pequeña nariz y su enérgico comportamiento, siempre jugando y explorando en palacio, cosa que la llevaba seguidamente a ser reprendida y a búsquedas por parte de los aguamarinas. Llevaba ahora junto a ella un pequeño jarro con leche y un trozo de pan.

Mi Lady, ¿qué hace usted aquí? ¿No deberíais estar con vuestras hermanas? -Preguntó el capitán quien a pesar de tu actitud generalmente severa, no podía evitar enternecerse por las constantes jugarretas de la pequeña.

Ando buscando al duendecillo, la última vez que salió de su madriguera lo vi por aquí. -Afirmó la pequeña que parecía estar absorta en su misión.

Más vale que lo hagáis rápido y os marchéis, sabéis que no le gusta al Protector veros jugando por aquí. -Dicho esto, el capitán con el humor un poco mejor gracias a la imaginación infantil, se retiró por el pasillo.

La pequeña derramó un poco de la leche del jarró en un rincón y con las manos cortó un trocito de pan el cual dejó junto a la leche. Luego se puso a caminar a toda prisa para seguir con su misión y no ser sorprendida al oír que alguien más avanzaba por el pasillo en dirección opuesta, seguramente rumbo al despacho del Protector.

Lord Protector, ha arribado Lord Statham a la ciudad -Avisó un mozo del palacio a lord Adoril en cuyo rostro se dibujó una mueca de satisfacción.

Pues hacedlo pasar a el y a los vasallos que le acompañen. Iré a recibirlo en breve. -Tras decir esto, empujó al mozo fuera y guardó el mapa que tenía extendido sobre la mesa.
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Roy Statham Mar Feb 05, 2013 8:02 pm

-- Los hicieron pasar luego de proporcionarles vino y algo de comida. Statham fue conducido hasta el despacho de Adoril. El despacho meticulosamente ordenado y limpio contrastaba notoriamente con su aspecto, ya que no se habia cambiado su tenida de viaje ni se habia bañado hace un par de días, por lo que el olor a cuerpo de hombre y caballo se fusionaban en sus prendas.

La estancia estaba vacía por lo que se dirigió a la ventana a observar hacia el exterior. Mientras hacia esto, Adoril entró por la puerta con paso presuroso. --

- No pensé que tu estancia en la Fortaleza Blanca te tratase tan mal, hueles a.. a... A algo desagradable...

- Huelo a hombre que ha cabalgado durante días y noches para llegar de sorpresa a la capital.

-- Se acercaron y estrecharon sus manos para luego fundirse en un abrazo algo forzado. Se había conocido siendo niños en bailes y ya de adolescventes se habian reencontrado en algunas batallas que los llevaron a ya de adultos complmentarse a la perfeccion en las otras guerras que vinieron, pero la dstancia y el tiempo de los ultimos años había enfriado algo la relacion. --

- Luego de abrazarte, ya se a que hueles, hueles a estiercol de caballo revuelto con estiercol de humano...

-- Statham lanzó una carcajada y se sentó en una de las sillas dispuestas. --

- Bueno, traigo noticias buenas y otras malas... Las buenas es que he conseguido la sorpresa, aun no lo he visto pero me puedo imaginar la cara del viejo Avenier cuando sus soldados le avisen que he llegado... Y la mala, e que tuvimos algunos percances durante el viaje.

-- El rostro de Roy se ensombrecio. --

- Cuentame, que ha pasado.

- A dos días de viaje cuando aun no saliamos de las montañas fuimos atacados por un grupo de hombres, bien apertrechados y armados que aparecieron subitamente de entre la ventisca, lo que me hace suponer que alguien nos estaba espiando.

-- Adoril comenzó a pasearse por la estancia algo reflexivo por unos segundo. --

- Afortunadamente los repelimos y logramos continuar con nuestro viaje, los atacantes no llevaban emblemas, ni joyas de familia, ni uniformes... Murieron como anonimos, presumiblemente mercenarios.

- Mercenarios? Por que no mejor bandidos?

- Pues si eran bandidos, eran los bandidos mejor vestidos, mejor alimentados y mejor armados que he visto en mi vida. Créeme, hay un espia en la Fortaleza Blanca, afortunadamente logramos pasar y traigo conmigo la encomienda.

-- Al pronunciar esta ultima palabra, le guiño un ojo a Adoril. --

- Deseas verlo?

-- Roy y Adoril salieron del despacho y avanzaron por el pasillo silenciosamente hasta quedar con opcion de observar al grupo que acompañaba a Roy. Adoril se sorprende al ver al joven bastardo. --

- Es muy parecido a Ricardo...

-- Un golpe los sobresalto y casi se delatan quedando on las espaldas pegadas al muro. Era la pequeña Blanca que había abierto la purta de la sala de espera de un fuerte golpe que hizo rechinar las bisagras. Se acerco al grupo y los saludo amablemente entablando conversacion animadamente con ellos, otra cosa que gustaba hacer, pero que constantemente era motivo de reprimendas. --

- Volvamos adentro...

-- Roy siguio a Adoril, en el mismo silencio en el que habian salido para observar. --
Roy Statham
Roy Statham
Habitante

Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Adoril Carter Mar Feb 05, 2013 8:59 pm

Ya dentro de la habitación, Adoril comenzó a pasarse la mano la barbilla.

— Pues estando a un par de días del Funeral de Ricardo y la lectura de su testamento, hasta entonces quiero que te alojes aquí en Palacio con tu escolta obviamente.

— Como sabrás, Lord Avenier ha asistido con una pequeña guardia de tres millares de hombres que acampan fuera de la ciudad por lo que el testamento de Ricardo puede ser decisivo en cuanto a si esto termina en un baño de sangre, lo cual es mi última intención.

— ¿Crees que Ricardo pudo dejarle el trono al tonto de su hijo?

— Para ser sincero, no sé lo que pudo o no Ricardo dejar establecido en su testamento, no hay que olvidar que compartió lecho, al menos así parecía con su esposa quien no deja de ser una Avenier y una hija de su padre y que nadie ha visto su testamento, el cual modificó poco antes de su muerte.

Adoril volvió a pasearse nerviosamente por la habitación mientras Roy estaba sentado otra vez. No podía ignorar Adoril que una docena de sacerdotes escoltados por aguamarinas habían salido de la habitación de Ricardo con el cofre sellado por el mismo representante del Sumo Sacerdote y que era incierto el contenido de este.

— Deberemos entonces estar preparados para lo que sea que salga desde ese condenado pedazo de papel. Por suerte vine inmediatamente cuando llegó la noticia de la muerte de Ricardo, es una lástima no haber traído algunos hombres más.

Dijo Roy con tono de lamentación pero de satisfacción, tal como si significara eso tener más hombres de Avenier a los que vencer.

— Es por eso, que nuestra situación es tan delicada que te pido que no llegue a saber nadie sobre "el encargo" y que solo dependiendo del Testamento podremos decidir que hacer. Ni siquiera el muchacho puede conocer su procedencia ¿por qué no la conoce cierto? —Adoril estaba claramente nervioso en cuanto a esta última pregunta, pues significaría que el secreto mejor guardado del reino pudiera ser fácilmente descubierto en las intrigas de Palacio.

— Claro que no la conoce, pero algo así no puede seguir mucho más tiempo guardado entre quienes fuimos citados por el Rey.

— Debe seguir guardado el tiempo que sea necesario para que tenga un valor real

— Dijo Adoril mientras se ubicaba detrás de su gran escritorio, apoyado en el mismo sin tomar asiento.

— Pero la última voluntad de Ricardo... —Dijo Roy casi protestando.

— ¿Su última voluntad está en ese maldito pedazo de papel! cualquiera que diga lo contrario deberá apelar al Gran Consejo y sabemos la influencia de Avenier como Canciller en él. Quien desobedezca al Gran Consejo caerá en traición y entonces habrá guerra y el Reino se desangrará nuevamente. —Adoril golpeó su escritorio, estaba bajo mucha presión y a pesar del odio profundo que sintiera contra los Avenier no podía permitirse que la línea de ascensión se rompiera a pesar de que ahora estuviera más débil que nunca quizás en la historia de Namaria.

El Protector se pasó la mano derecha por el cabello, peinándolo hacia atrás.

— Quiero que comprendas que hasta la lectura del testamento debemos ser cautelosos y por sobre todo, actuar con la total normalidad, cual si estuviéramos dispuestos a aceptar al inválido de Augusto. — Adoril ya más calmado tomó asiento, mientras intentaba que Roy tuviera paciencia y que así pudieran ocupar el arma sorpresa en el momento adecuado, cuando realmente fuera significativa para el conflicto.
Adoril Carter
Adoril Carter
Habitante

Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Ficha
Nombre:: Adoril Carter
Reino/Imperio:: Namaria
Raza:: Humano

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Roy Statham Mar Feb 05, 2013 9:46 pm

-- Roy miraba con una sonrisa a Adoril. --

- Yo estoy calmado, lo que noto es tu estas estresado... Tomatelo con calma.

-- Statham se paro y camino hasta la ventana indicandole a Adoril que se acercara. --

- Tengo un grupo de hombres, son alrededor de 35, solo los mas leales en la Fortaleza Blanca, estan acampando a las afueras de la ciudad, detras de esa colina verde... No han sido vistos, enviare a mi Capitan a que les ordene guardar los estandartes y toda seña, para luego infiltrarse en la ciudad como simples viajeros lo que nos permitira obtener algo de informacion de ls calles. El campamento Avenier esta hacia el Norte? Bien, tropas de la Fortaleza Blanca podrían llegar desde el sur sin ser vistas hasta que fuese demasiado tarde... Enviaré un ave mensajera, si la envio hoy, mi tropas podran estar entrando en los territorios de la capital el dia del funeral y ad portas de la ciudad 2 dias despues.

-- Roy observo la ciudad a sus pies. --

- Debes suponer que tambien te estaran espiando, asi que debes ser precavido. Nos vemos durante esto días, exito!

-- Roy se despidio de Adoril con un fuerte apreton de manos y salio del despacho. --

---------------------------------------------------------------------
Mientras concluía la reunión...

-- Blanca hablaba animadamente con Iracs, Ulf y con Celtigar, con el que había tenido una muy especial quimica. --

- Hola! Mi nombre es Blanca y soy hija del Rey...

-- Los hombres sonrieron cariñosamente. --

- Me gusta jugar... Ustedes juegan? No creo, tienen aspecto de ser soldados y los soldados nunca rien.

-- Celtigar se agacho para ponerse a su altura. --

- Los soldados si rien princesa, siempre sonrien...

- Pues, tal vez en su país si rien, pero aca, no...

-- La pequeña sonrio tiernamente. --

- Ando buscando a mi duendecillo, siempre se esconde el muy travieso jijijiji... Pero le gusta la leche y las galletas, siempre regresa a la hora e la cena.

-- La puerta del despacho de Adoril se abrio y Roy salio presurosamente por el pasillo. --

- Si me sorprende aqui me castigaran... Adios!

-- La pequeña Blanca salio corriendo por la misma puerta que ella habia abierto, cayendosele un prendedor desde su chaleco. --

- Bien, nos vamos a acomodar aca... Iracs ve al campamento y dile a los hombres q se hagan pasar por viajeros y que se infiltren en la ciudad, nada de emblemas ni uniformes, luego regresas al palacio que tenemos que hablar... Ulf y Celtigar, lleven las cosas a las habitaciones que nos darán... Yo regreso en un rato.

-- Roy salio por la puerta seguido de un presuroso Iracs, Ulf comenzo a preparar el equipaje mientras Celtigar recogia el prendedor de la pequeña Princesa, guardandolo en uno de sus bolsillos. --

- Apresurate muchacho, no esperaras que yo cargue todo, siendo tu muchisimo mas joven.

- No señor...

-- Celtigar inmediatamente comienza a cargarse con el equipaje restante. --
Roy Statham
Roy Statham
Habitante

Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 26/12/2012

Volver arriba Ir abajo

Capitulo I: El Último Ocaso Empty Re: Capitulo I: El Último Ocaso

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.