Pase, adelante ... mesa para uno?

Era una noche oscura, más oscura de lo habitual, incluso para esos tiempos. Una figura alta, delgada, casi completamente cubierta por una larga capa de viaje vieja, raída, entró de forma decidida, dando largas zancadas. Su aspecto, o lo que su atuendo dejaba ver, era más bien sombrío, misterioso. Se podía observar claramente que acariciaba una espada, que llevaba al cinto.

" Buenas noches, deseo una pinta de cerveza, y por cierto, una mesa. Espero compañía..."

Para acompañar su voz grave, profunda, sacó de entre sus ropajes, de forma parsimoniosa y excesivamente solemne, una bolsa de la cual extrajo un par de monedas. Tenían la imagen inconfudible de un águila de dos cabezas en el reverso.

El día había transcurrido como todos los otros días, gente entraba y salía, más ebria que sobria, pero salía al fin y al cabo, como podían. Otros se quedaban ahí como si fuera el mejor lugar del mundo para pasar las horas de los días fríos y sombríos.

Mientras una de las mesas recién desocupadas era limpiada con un trapo no muy limpio, otro cliente más hacia su entrada a la taberna. Rápidamente se mete el paño en el bolsillo del delantal y se limpia las manos en el mismo.

- Bienvenido - le dice con voz demasiado entusiasmada para ser un día tan largo y cansador. Escucha lo que el hombre va a ordenar. Ella asiente con la cabeza y le muestra la mesa que estaba desocupada, se distrae un momento con el brillo de la espada pero luego reacciona y con la mano le muestra la mesa donde estaba ella - Acá esta lista para usted señor, de inmediato le traigo su cerveza - Mira de reojo las monedas pero no las toma en ese momento.

Luego de unos minutos vuelve con una jarra y una copa de madera que pone en la mesa.

- Acá tiene señor, desea comer algo también?- mira nuevamente las monedas esperando que el hombre le pague por la cerveza.

"Desearía un caldo de legumbres, si es posible. Por cierto, aquí está el pago de lo que consumiré, por ahora. Espero que sea suficiente, si no lo es, decidme cuanto os debo, en monedas imperiales. Si el pago es mayor que el servicio, guardaos el resto."

El hombre entregó, con calma, las monedas de oro, esperando la confirmación de parte de la camarera. Luego, extrajo un viejo mapa de pergamino, que examinó con lentitud, en completo silencio, ajeno al ruido de los comensales, o sus alegres melodías de borrachos.

Luego de una media hora, ingresó a la taberna un grupo de figuras, también cubiertas por capas de viaje de color azul grisáceo, aunque por su fina factura, añadida al porte y prestancia de los que las llevaban, se podía adivinar que se trataba de altos dignatarios.

" Buenas noches. Estamos buscando a un hombre alto, de ropa raída, que seguramente pagó con monedas tirrenas. Llevadnos a su mesa y estas monedas serán tuyas."

Una voz delicada, sin duda femenina, salió de uno de los forasteros. De altura elevada para una mujer, delgada, y largos, ensortijados cabellos dorados que sobresalían de la capucha, se podía decir que probablemente se trataba de alguien joven. Sostenía entre sus dedos un par de monedas de plata.

-- Un hombre con la barba semi congelada entra rapidamente y se arroja sobre la silla mas cercana al fuego. --

- Una jarra de "Sangre de Minotauro" que el frio afuera cala los huesos!

-- Se saco el poncho de lana dejando caer una buena cantidad de nieve al piso. --

Duror escribió:"Desearía un caldo de legumbres, si es posible. Por cierto, aquí está el pago de lo que consumiré, por ahora. Espero que sea suficiente, si no lo es, decidme cuanto os debo, en monedas imperiales. Si el pago es mayor que el servicio, guardaos el resto."....

Asiente con la cabeza ante el pedido del caldo, y toma las monedas que le entrega, le da una rápida mirada y sonríe.

-Con esto será suficiente – se retira con rapidez para ir a la cocina a tomar un plato de legumbres. Se mete las monedas al bolsillo delantero del delantal.
Mientras esta en eso, escucha que alguien con una fuerte voz pide sangre de minotauro, un excelente brebaje para calentar el cuerpo.

A los minutos siguiente, la chica vuelve con un plato de legumbres caliente, un trozo de pan y lo deja sobre la mesa. Al darse la media vuelta ve a un grupo de personas ingresando al lugar, frunce el ceño dudando de que sea buen presagio y menos aun cuando escucha que pagan por información.

- Muchos de los hombres acá son altos y de ropa raída, dad un vistazo y si encontráis lo que buscáis, tomadlo sin molestar a mis clientes ni destruir mi lugar de trabajo – les dijo haciendo un gesto con la mano para que siguieran su camino.

Roy Statham escribió:-- Un hombre con la barba semi congelada entra rapidamente y se arroja sobre la silla mas cercana al fuego. --....

Sin tanta espera, una jarra de greda que expela ese exquisito aroma de calidez y embriagades fue puesta cerca de la silla donde se había sentado Roy. Luego de eso, toma unos troncos que estaban en una cuenca de madera y los pone en la chimenea para darle más calor.
- A ver si así los huesos no se le calan tanto – le dice con un tono amable pero bromista.

-- Roy sirve del brebaje en un cuenco y bebe de una vez todo el contenido, luego se sirve un poco mas. --

- Hace años que no bebia de esto... Lo preparan con la receta original segun paladeo... Me agrada.

-- Bebe otro sorbo esta vez mas corto. --